domingo, 30 de marzo de 2008

MUJER Y DEPRESION


Casi todas las mujeres hemos sentido alguna vez en nuestra vida momentos de melancolía, nostalgia o de una inmensa tristeza. Esto es normal, pues la vida oscila entre momentos de felicidad, de celebración o de duelo.

No es lo mismo hundirse en un abismo de tristeza permanente, perdiendo el interés por la familia, los amigos y las actividades de que antes disfrutábamos. Todos estos son síntomas que apuntan hacia una depresión clínica.

La depresión clínica nos causa la pérdida de alegrías e ilusiones, tensión en el trabajo y en las relaciones; agrava condiciones médicas e incluso puede llevarnos al suicidio.

Debemos tener bien entendido que sentir tristeza es normal, estar deprimido clínicamente no lo es. La severidad, la duración y la presencia de otros síntomas son lo que diferencian la depresión clínica de la tristeza. La depresión se caracteriza por cambios en el comportamiento y en el estado de ánimo.

La depresión clínica no exime a nadie; no distingue entre sexos, edades, razas, entornos socioeconómicos. Sin embargo, las cifras que componen las estadísticas confirman que las mujeres somos dos o tres veces más propensas que los hombres a sufrir de depresión clínica. Una compleja combinación de factores (psicológicos, sociales, ambientales, culturales, hormonales, biológicos y fisiológicos) contribuye a que haya mayor incidencia de depresión entre las mujeres.

El trajín diario que cae sobre nosotras como proveedoras y las expectativas que exige nuestro papel social pueden elevar la incidencia de la depresión clínica en las mujeres. A este cuadro se suma en algunos casos el aumento del abuso sexual y la violencia doméstica que, unidos a la pobreza, aumentan el riesgo.

Cuando estamos deprimidas clínicamente, prevalecen sentimientos de inutilidad, desesperación y derrota; sentimos un “vacío en el alma”, sufrimos cambios de apetito y alteraciones en los patrones de sueño, tenemos dificultad en concentrarnos, memorizar o tomar decisiones. Además podemos sufrir problemas de ansiedad y sensaciones de irritabilidad, fatiga y debilidad; podemos experimentar tanto síntomas físicos como dolores crónicos. En el último extremo, nos asedian pensamientos de suicidio o muerte

sábado, 1 de marzo de 2008

endorfinas


endorfinas: "Cada vez que una persona ríe, se estimulan unas hormonas llamadas endorfinas, conocidas también como 'hormonas de la felicidad'. Son en realidad, neurotransmisores que son producidos por la glándula pituitaria y son los responsables de las sensaciones satisfactorias, ya que combaten el malestar y disminuyen las sensaciones dolorosas.
Los especialistas recomiendan varias formas para estimular las endorfinas y lograr sentirse mejor:
Hacer ejercicio. Jugar a fútbol, hacer gimnasia o andar en bicicleta elevan el nivel de estas hormonas. En realidad cualquier ejercicio de resestencia eleva las endorfinas.
Sexo. Las relaciones sexuales, el encuentro de los cuerpos y la liberación de otros factores colaboran en la estimulación de endorfinas.
Amamantar. La leche materna también contiene endorfinas para que el pequeño se sienta feliz.
Amor. Estar enamorado produce una descarga de estrés y estimula la descarga de estas hormonas; además contribuyen a eliminar estrés y depresión.
Tomar café. Dos horas después de ingerir una taza de cafeína, el nivel de endorfinas sube."